lunes, 30 de agosto de 2010

LO QUE VIENE, LO QUE VIENE NO ES REAL


Al estilo Gibran, asunto y opinión, Luis D'Elía se desenvuelve en las próximas líneas pregonando su mensaje al pueblo argentino. Desde Casanova, ficticio Orphalese en este ensayo, para usted.



¿Qué opina usted de la libertad?

Para mí la libertad no es un valor bueno en sí mismo. Tiene valor en dependencia de la connotación que la acompañe como palabra. El término libertad se ha utilizado desvergonzadamente por medio de la boca de la burguesía, a lo largo de la historia humana, como un valor bueno en sí mismo, logrando confundir a muchísimas conciencias despolitizadas sobre la democratibilidad del Estado de turno. Es acá donde encuentro ignominiosa la eterna charlatanería conservadora fundamentando acerca de que el intervencionismo estatal va en contra de la libertad de mercado, y que por lo tanto, va en contra de la libertad; lo que convierte al Estado en una tiranía despótica y dictatorial inmediatamente. ¿Qué paradójico, no? La oligarquía llama tiranía a la intervención estatal afín a la protección obrera de la explotación patronal. Es tirano que el Estado asegure condiciones dignas de vida al obrero. Es de resentido más que de tirano. Es de odio contra nuestra alcurnia. ¿Tenemos culpa de haber hecho fortuna legalmente? ¿Es pecado tener dinero? Tengo para mí que si un tipo trabaja diez horas al día y se lleva 3.000 pesos al mes mientras que el empleador, sin trabajar, se lleva 15.000 pesos al mes, es un abuso. Es una explotación a mi modesto entender. ¿Qué le haría al empleador aumentar la participación del empleado en la ganancia empresarial para asegurarle a éste último condiciones dignas de vida? ¡Perder guita! ¡Qué pelotudo! ¡Cómo no me di cuenta antes! ¿Pensás que un tipo pasaría por voluntad propia de ser multimillonario a millonario sacrificándose así para que la mayoría de la gente se pueda de ir vacaciones como él? Ni se te ocurra: los trabajadores no son dignos de nuestra calidad de vida. No son gente como uno. No son gente. Pero algún día van a tomar conciencia de tamaña explotación y se nos van rebelar. ¿Cómo lo evitamos? Dividiéndolos. ¿Cómo los dividimos? Otorgándoles posibilidad de crecimiento y ascenso social a la mitad de ellos. De esta manera se disputarán y se matarán entre ellos para ver quién se salva. Finalmente un par lograrán el ascenso social, y el resto quedará en la marginalidad. Este nuevo sujeto histórico, el marginal, no tendrá fuerza para rebelársenos. Es más, acá está la frutillita del postre: le diremos lo que tiene que pensar. Formaremos su opinión desde los medios de comunicación, señalándole que toda participación o concientización política es mala, que la política es el intento de los resentidos por vengarse de quienes son más dignos que ellos. En fin. Tener libertad para explotar a seres humanos no me parece ético. Me parece mucho más moral la prohibición de la explotación del hombre por el hombre que la libertad de dejar que se maten los unos a los otros.

La paz, ¿qué opinión le merece?

La paz es un invento de la puta oligarquía para tapar sus intereses capitalistas con dádivas descalificadoras. Los pobres son dignos de lo que necesitan, no de la cáscara del pan al cual le sacaron la miga que dona la oligarquía. Encima se jactan de darles a los pobres su papel higiénico reciclado. Son cínicos. Mirá, acá en Casanova trabajamos por la concientización política de los pibes del barrio. Todo el tiempo les decimos que la beneficencia es vertical, que la solidaridad es horizontal, que te dan un peso con cincuenta para que no patalees; que la política es la única herramienta capaz de invertir el orden establecido de la oligarquía dominante. Los hippies que cantan canciones de Lennon, las jóvenes de Palermo con culpa de clase que hacen misiones católicas en el interior del país… Todo este tipo de gente pide la paz sin saber qué es. Además, realizan acciones solidarias en nombre de Dios y después nos acusan de proselitismo, ¿a vos te parece? Por lo menos Kirchner cumple; Dios, por lo menos, acá no. Venden espejitos de colores. Son unos resentidos contra la vida mundana, como dijo el del martillo. En fin, yo trabajo todos los días por hacer un país más justo, en donde los trabajadores vivan mejor, en donde los pibes no tengan que laburar, en donde la marginalidad sólo sea un mal recuerdo. Los misioneros no. Los que cantan las canciones del “señor” hablan de solidaridad y después la votan a Carrió o a Macri. ¡Quieren volver al liberalismo de los 90! ¡El liberalismo que dejó al país con un 25% de desocupación! ¡Qué incongruencia! Piden que se termine el hambre y votan al sistema de la desocupación, a la organización propicia a la acumulación de capital en manos de unos cada vez más pocos.

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Negar la muerte es ser un casiángel?


La siguiente es una relación de contenidos a partir de los razonamientos de distintos pensadores expuestos en distintos capítulos del ciclo televisivo "Filosofía aquí y ahora", conducido por José Pablo Feinmann. La creación personal, la relación entre contenido filosófico y contenido de los medios de comunicación audiovisual, es en gran parte nula en valor frente a la brillante exposición conceptual hija del pensamiendo aprehendido del ciclo televisivo.


A los seres humanos les aterra la idea de morir: la idea de dejar de ser, de ser nada, de ser ausencia. Es por eso que frente al miedo de ser ausencia –el miedo a dejar de ser- los hombres buscan inmortalizarse en la historia humana a partir de sus creaciones. ¿Por medio de qué logran la simbólica inmortalidad? Por medio de sus creaciones. ¿Cómo se le llama a estas creaciones? Arte. ¿Qué es el arte? Una creación y un intento del hombre en procura de la imortalidad. Un intento por trascender en el normal desarrollo y transcurso de la historia del hombre, por divergir de lo normal, por romper con lo lineal. Un intento de ser recordado. Acá se desprenden las múltiples ramas de la acepción del arte: la música, la pintura, la literatura, el teatro, la política, el cine, la televisión –aunque sea cuestionada con firmeza al igual que el cine anteriormente-, entre otras. Intentar trascender es tratar de hacerse notar, tratar de ir más allá de la percepción sin interés, y por definición, es un intento por hacerse notar, es un intento de fama. Llegamos a la fama. ¿Qué es la fama? Llegamos al deseo de ser reconocido, del intento del hombre por inmortalizarse en la dinámica de la existencia, en la dialéctica de los seres. El hombre quiere perdurar. Seguirá vivo mientras perdure, mientras sea recuerdo. El recuerdo es una manera de mantenerse vivo aún estando muerto, la única manera de vivir al dejar de ser. Todo el planteo líneas atrás, a la vez, es un intento del hombre por negar la muerte, por destruirla. Lo que el hombre busca con el arte es negar la muerte. Es la pretensión de no morir: viviremos mientras seamos recuerdo.
Ahora que bien planteamos en el discurso superior que el ser busca la fama para negar la muerte, para inmortalizarse, proseguiremos en la explicación del por qué a nuestro juicio la negación de la muerte no es buena en sí misma sino en relación a su fin particular. Lo que quiero decir: ¿Es buena la fama de Ricardo Fort, Bailando por un Sueño o Casi Ángeles en tanto a sí mismos? Así lo creo en tanto a ellos. Se inmortalizarán en el inconsciente, subconsciente o consciente colectivo de los seres vivos siquiera por un tiempo. ¿Lograrán ser recuerdo? El tiempo lo dirá. Pero el asunto más importante para por otro lado: ¿Es buena la fama de Ricardo Fort, Bailando por un Sueño o Casi Ángeles en tanto a la sociedad? ¿Es provechosa la fama de Fort, Tinelli y Cris Morena para la comunidad? ¿Le es útil en siquiera algo a la sociedad que la comprenden? A mi modesto entender en un principio pareciese sinuosamente que sí, porque entretienen y logran hacer reir. Pero finalmente se vuelven contraproducentes. No voy a ser tímido: son una mierda; seducen y destruyen. La negación de la muerte de estos personajes aportan entretenimiento, el cual genera gracia y felicidad. Es incuestionable: hacen reir. Sin embargo, y esto es lo trágico, muchas veces el entretenimiento superficial y carente de contenido aleja al ser de la reflexión, la filosofía y la pregunta. Privan a la persona de la introspección que lo hace día a día ser mejor; lo enajenan de cuestionarse: si esta es la vida que realmente quiere; si es digno del trabajo que tiene; si merece la vida que tiene; si es justo el sistema; si vive como quiere; si es justo que mirar al costado cuando ve pibes que duermen en la calle; de que cuestione su comportamiento, de que se pregunte si obra moralmente o no. En conclusión, la trascedencia de los personajes susodichos, la negación de la muerte de los actores antes citados es causal de la exhibición de un contenido estéril de pensamiento y reflexión, que resulta gracioso en razón de su desubicación. Dolina era el que decía que el humor es una cosa que estaba fuera de lugar; Feinmann el de que el entretenimiento es una forma de represión (los cito de memoria). Acá nos agarramos de ellos. Acá los hacemos de verdad. No obstante, frente a lo que pareciera un problema irresoluble, se nos da la solución que se encarna en el botón off del contro remoto; también está en el cambio de canal. Nos cuesta mucho. Puff, cuánto nos cuesta. ¿Qué querés después de tantos años con el cabezón? Tenemos que poder romper con esa alienación reflexiva, con esa privación del pensamiento a la que el entretenimiento nos somete; debemos pensar. Somos libres de cuestionar esto y cualquier otra cosa.
Por otro lado y como contraposición al contenido vacío, residen quienes buscan la trascendencia, la fama, la negación de la muerte, alentando la reflexión. Estos merecen mi respeto. Estos merecen mi respeto por más que no converga ideológicamente con ellos. Merecen mi respeto en virtud de que alientan el cuestionamiento a la realidad social. Es acá donde entran los productos tales como 6-7-8, TVR, los productos de Lanata, Tenembaum y Zlotogwiazda, José Pablo Feinmann, Aliverti, etc. Son todos productos que buscan negar la muerte induciendo a la persona a la cavilación. Hacen pensar. Hacen tratar de ser mejor. Presentan un contenido intelectual que acerca a la gente a meditar. No siempre desde la política, sino también desde distintos géneros como el humor y la novela.
Concluyendo: ¿Qué nos lleva a discriminar entre estos dos productos totalmente opuestos? La fama intelectual y la fama banal. ¿Cuál es la diferencia entre la fama intelectual y la fama banal? Son dos modelos de trascendencia muy distintos, con fines antagónicos por definición. La fama intelectual nos acerca al pensamiento mientras que la fama banal nos aleja contundentemente del mismo. Si tomamos a la filosofía como madre de toda emancipación, como base para la concientización de toda circunstancia ignominiosa y como base para la liberación de la misma, no podemos dejar de considerar y enaltecer la dignidad, el valor y la importancia de la primer fama por sobre la fama de la segunda. El pensamiento nos libera. Nos libera y nos revela de circunstancias que no merecemos a nuestro entendimiento. Conceptualizando: La fama intelectual es la negación de la muerte a partir de una creación humana de afán inmortal que se da a la consecución filosófica en el ser humano, la fama que busca hacer al hombre pensar. Por el contrario, la fama banal es aquella negación de la muerte que a partir de una creación humana de afán inmortal se da a la búsqueda del entretenimiento como fin primario, ignorando o desconsiderando que el contenido de su creación aleja al sujeto de toda posible filosofía, y con ello, de todo posible pensar.

Crítica a la fama intelectual y a la fama banal

“Bailando por un Sueño y Casi Ángeles tienen contenido”.
Esta primera crítica apunta a señalar que en los susodichos programas-productos apuntan de alguna manera a hacer filosofía, es decir, que no alejan a la persona de la realidad social sino que lo empujan a pensarla. ¿De qué manera? En Bailando por un Sueño, llevando de vez en cuando un pobre o llorando cuando va un ciego; también haciendo beneficencia. En Casi Ángeles hablando de la paz, del pensamiento lateral, del pensamiento vertical, entre otras cosas. Pero para mí es sumamente falso. ¿Por qué? Porque no es su esencia. No es a lo que apuntan centralmente. ¿Qué es la esencia? Según Aristóteles –otro que cito de memoria- la esencia es lo más perfecto de cada cosa. Nosotros en este caso tomaremos a la esencia como lo más puro y lo más notorio de cada cosa. Acá es donde cuestionamos. ¿Cuál es la esencia de Bailando por un sueño, la del Tinelli mostrando culos-tetas generador de quilombo o el que hace beneficencia? ¿Dónde está la esencia de Casi Ángeles, en los libidinosos teens de bello y buen porte físico en su mayoría de ojitos claros sin rasgos latinoamericanos que se besan efervescente y promiscuamente entre ellos o en el mensaje de paz y pensamiento lateral? ¿Quién hace el rating, los pibes lindos que se besan y generan quilombo entre ellos o en las citas de Platón? ¿Qué? ¿Qué había un mensaje de paz? Nunca me enteré. En todo caso estos programas-productos podrán tener un contenido, pero será un contenido por rico. Que no hace filosofía sino que la nombra por compromiso para sacarse una foto con ella y así justificarse.

“La fama intelectual no busca hacer pensar, busca hacer guita”.
Este punto no deja de ser tendencioso en virtud de que sin dinero no se subsiste. Esto es una similitud obvia entre quien busca la fama y quien no la busca: ambos buscan subsistir mediante la búsqueda del lucro. En criollo: también busca hacer guita el que no aspira a la fama. La diferencia es el asunto de que quien aspira a la fama se rehúsa a aceptar la muerte, torciéndose a vencerla en la búsqueda de su inmortalidad. Quien no aspira a inmortalizarse muestra una aceptación mayor a la misma. ¿Se encuentra más preparado para la muerte y la asume con mayor dignidad, grandeza e integridad que quien la niega? Eso lo veremos.

“Este planteo define a la ficción como antifilosófica, ya que sólo postula programas político-periodísticos como intelectuales”.
Crítica fácilmente refutable. Los productos –programas- de ficción como las novelas, o los programas incluso de humor acercan a la persona al pensamiento en dependencia con su contenido. No por ser novela estupidiza a las personas y las priva de la reflexión. Un gran ejemplo fue la novela que tenía como protagonistas a Soledad Silveira y Facundo Arana que basaba su guión y temática en el conflicto de la trata de blancas. Esta novela colaboró a la concientización social de una problemática existente en la realidad social. No trató de alejar a las personas de la misma sino que las trató de acercar. Segundamente, el ciclo de Telefé Televisión por la identidad es otro claro ejemplo de que la actuación nos puede acercar a la reflexión. En tanto al humor, Peter Capusotto y sus videos es un muy buen modelo de que el humor puede llevarnos hacia la reflexión. Antes que nada quiero definir a la mayoría del humor que hace Capusotto como un humor intelectual, ya que uno no podría entender chistes tales como los del personaje Micky Vainilla al referirse a la Gestapo, las SS y demás términos. A su vez el personaje del Emo es poseedor de un contenido nietzscheano al hablar de que Dios ha muerto y demás expresiones; Bombita Rodriguez por su lado se cansa de los conceptos setentistas como Perón, Montoneros, Far, etc. En fin. Estos productos al tener contenidos y empujarnos a su cuestionamientos, al darnos el impulso para meditar sobre ellos, alcanza inexorablemente la fama intelectual.