miércoles, 12 de octubre de 2011

El 12 de Octubre y la chucha de Cinthia Fernandez



"No existen los fenómenos morales, lo que existen son las interpretaciones morales de los fenómenos", Friedrich Nietzsche.


A mí me enseñaron en la escuela que el 12 de Octubre lo que se festejaba era la llegada de Cristobal Colón al continente en el que vivo: América. El tipo descubrió América. Antes no existiamos, eramos como Ñubel. Hasta que un buen día este buen hombre se avivó de que existíamos y ahí nacimos para el mundo. ¡Buen día América! Sabido es lo que pasó después. Los europeos mataban en nombre de Dios. Torturaron, masacraron, quemaron vivos, asesinaron a los hombres, mujeres y niños que habitaban estas tierras y además se encargaron de afanarles todo el oro que tenían en nombre de Dios. ¿Por qué habría que extrañarse si es que existió un grupo de asesinos que degolló a los dueños de estas tierras y colgó sus cabezas como trofeos en el medio de las Plaza de las ciudaes, que quemó niños a lo bonzo en nombre de Dios y de la Civilización, con el hecho de que hayan llevado la Plata y el Oro de las minas del Potosí? ¿Qué hay de raro en los robos cuando existe el genocidio? Nada.

No es el motivo de esta nota echarle en cara a los europeos las masacres que se perpretaron en nombre de valores absolutos por estas tierras. Podría haber sido, pero no. ¿Por qué no? Porque hay algo más importante; más importante porque sigue vigente. Es el hecho de la discriminación cultural, esta vez sin genocidio, que sigue más actual que nunca.

Los europeos que desembarcaron por acá asumieron como verdad absoluta que ellos eran la representación del bien mientras los amerindios eran la encarnación del mal. Los negros de estos suelos no tenían historia, tenían naturaleza; no tenían alma, tenían instintos; no tenían cultura, tenían ignorancia. Su misión era iluminarlos mediante la colonización para así liberarlos del mal en que se encontraban. Eran una clase de vanguardia que conocía una verdad que los indios, por ignorantes, desconocían. Buscaron imponer su opinión parcial como verdad absoluta a sangre y fuego. Lo consiguieron. Lo más increíble es que este tipo de pensamiento, el elitismo, siga vigente incluso en sectores políticos de índole "progresista" y hasta "revolucionaria". Organizaciones que reivindican la historia de los pueblos originarios, su lucha, la diversidad cultural, pero que no tienen la misma vara para aceptar la diversidad cultural en lugares donde el rating manda. Se trata de los intelectuales que denigran los programas de entretenimiento, que no son más que la continuación histórica del colonialismo sin genocidio. Porque por lo menos algo se aprendió. O pareciera.

Se suele tener la mala costumbre de considerar a los intelectuales como "personas de la cultura". Pregunta: ¿Acaso Marcelo Tinelli no es un personaje de la cultura? ¿En razón de qué se considera con la necedad del opinólogo que se cree dueño de la verdad a sus programas como producciones de "bajo contenido cultural"? ¿Cuál es el motivo? ¿Será tal vez que a Tinelli lo mira la continuación histórica de los indios asesinados del ayer? ¿Será que tal vez incluso ahora todavía no hemos aprendido la mayor lección del 12 de Octubre que es el respeto por la diversidad cultural sin creer ningún tipo de cultura superior a otra por el simple hecho de que no las comparta?

Será cuestión de comprender por las malas que todo aquel que tiene un televisor tiene la Televisión Pública y Canal 13, que todos tenemos documentales de Canal Encuentro y Show Match. Todos estos canales tienen contenidos culturales y comerciales. Culturales, porque son una construcción del hombre; comerciales, porque lucran con ello.




El mejor homenaje para la diversidad cultural es no denigrar las preferencias.


Tarea difícil.