lunes, 18 de abril de 2011

Para entender al poder K

Siempre es bueno comenzar definiendo los temas conceptuales a tratar. Por eso vamos a empezar definiendo al poder. ¿Qué es el poder? Nada de ponernos abstractamente foucaultianos: poder es poder hacer, poder realizar. Antes que nada poder es tener la posibilidad de realizar un determinado acto. Indisolublemente el poder resulta, en esencia, el hecho de poder hacer. Genial. Definido el poder basta con identificar y determinar los factores de poder, poder político, en este análisis.
Estamos en Argentina, año 2011, Cristina en el gobierno, se presume relección asegurada. Es un buen momento -gracias, Marianito- para realizarse un par de preguntas.


Desde la militancia se concibe a la política como una herramienta de transformación, transformación de la aberrante realidad social, aquella de pibes que piden en los trenes, de gente que no llega a fin de mes, de marginados que no tienen trabajo ni inclusión en el mercado laboral. Pero hay una realidad que no escapa a esta declaración de principios: para poder transformar la realidad social se necesita poder. ¿Dónde está este poder? ¿Dónde está el poder en la política y en la democracia para poder transformar esa realidad social? En la voluntad popular que, cada tanto, se expresa en forma de votos. Aunque más claramente el poder está en un asunto: el control y la influencia ideológica. Para poder transformar esa realidad social se precisa que la conciencia kirchnerista -en el caso de la militancia kirchnerista-, la manera de pensar e interpretar esa realidad, impere en el total o bien la mayoría de la sociedad. Vamos a ejemplificarlo. ¿Por qué no se logró la aprobación la 125? Porque la mayoría de la gente no quiso que se apruebe. La manifestación en Palermo de un conjunto de personas que pedía un país para pocos logró mayor masividad que la concentración en el Congreso que le era afín a una medidad redistribucionista a través de las políticas sociales con el fin de conformar un país para todos. ¿Cómo se consiguió? ¿Cómo se pudo lograr? A mi modesto entender, la influencia de los medios hegemónicos de comunicación masiva son la respuesta correcta a la pregunta. Desde Clarín, La Nación y afines se bajó una profunda línea política que formó y manipuló la opinión pública respecto al hecho. En este sentido, Clarín era el poder. Clarín era el poder porque tuvo el poder de imponer la verdad y de hacer creer a la gente que lo suyo era la verdad y no una opinión respecto al tema. Clarín creó la verdad. En eso radica el poder: en crear la verdad, en influir en la persona, en controlarla ideológicamente, en erigirse como el bien y la verdad a uno y en posicionar como locura y mal al otro. Eso ocurrió con la 125. Los Kirchner eran los malos y los de Clarín eran los buenos. De acá se desprende otra conclusión, la necesariedad de la Ley de Medios. ¿En dónde radica la importancia la Ley de Medios? En el hecho de que posibilitó la democratización de los mensajes, y con esto, la conversión de verdad en opinión de la bajada de línea política de Clarín que, cuestionada por programas como 678, sufrión un golpe de estado como razón dominante para pasar a ser una razón complementaria a la afín al kirchnerismo. Ya Clarin no es la verdad, es la opinión. Casi como lo que antes era el mal. Ya no tiene un poder tan absoluto. Sigue ejerciendo un tanto del poder, pero gran parte del mismo se lo torció en favor de la bajada de línea política de los programas afines al gobierno. Se golpeó al poder con la Ley de Medios. ¿Y por qué es importante que se le quite el poder a Clarín? Porque, para poder transformar la realidad social citada al principio del texto, se precisa crear conciencia oficialista. No hay revolución posible en tanto a la realidad social si la opinión pública sigue pensanso en la inseguridad de clase como principal problema a el hambre, la desocupación y los sintecho.

Por otro lado, hay que tener en cuenta otro planteo de poder que se hizo el kirchnerismo: ir de medios a fines y no de fines a medios. ¿Qué significa? Ir de medios a fines significa pensar, transitar y dirigirnos al país que queremos desde las estructuras de poder reinantes en la actualidad social, en vez de intentar crear estructuras de poder desde la resistencia al mismo. Se podrían pensar que el PJ y, con anterioridad a la Ley de Medios, Clarín son estructuras de poder. El PJ por las bases sociales, sus votos, la cantidad de gente sobre la que influye; Clarín porque crea la noticia, lo qué pasa, la verdad, lo que hay que saber -aunque como vimos, posteriormente a la Ley de Medios, su poder se atenuó-.