domingo, 21 de diciembre de 2008

El Infierno tiene cuerpo de mujer.


Aquel cortocircuito afectivo, suscitó un ingente quiebre emocional en la vida y andar del Sir Panfletillo. El baba padeció. Susodicho golpe, fue dueño y acreedor, sirviente y deudor, de uno de los percances más retrospectivos, y –a esta altura-, ya comunes de la cotidianeidad de los jovenes. Sólo volvió a ser lo mismo esa camiseta auriazul. A volar.
Narra la voz del pueblo, que Juan Panfletillo acostumbraba a ser partícipe de las huestes de la “Buena Lengua” y fragmento de una retórica empalagadoramente amena.
Compañero de aventuras y circunstancias un tanto ajena a los buenos modales, Bernabé Braulio –también llamado “El Baba”- supo ser el reflejo de la dupla –conjuntamente con Juan- perfecta. Con un apodo no tan convencional, ganado en virtud a un meneo pegajoso, una habladuría densa y una insistencia a prueba de balas para la elitista, histerica y exclusiva platea femenina.
Panfletillo y Braulio supieron ser propietarios, patrones y caciques de una interminable lista de gestas heroicas. Como la de aquella lejana celebración del Hanucá judío, donde el solidario y fraternal Bernabé supo de eso de hablar y estirar entre rituales judíos, mitos antisemitas y el chantaje siempre adulador de la deslumbrante belleza que portaba la cincuentona madre de la víctima; mientras, su osada y arriesgada “nena”, le practicaba sexo oral de una manera mandibularmente desgarrado y extravagantemente llamativa para el ya jugado Juan Panfletillo, quién se encontró gozando, a unos cada vez más lejanos 3 metros, merced a la holgada oratoria de su amigo, y a ese nauseabundo baño que prometía ser testigo eterno y mudo de aquella escena burda e injuriosa para los ojos de Dios y hasta para la engrasada y cochina mirada de Hugo Moyano.
Nombres falsos, empleos inventados, casas en la costa, autos último modelo, relaciones familiares con personajes de la farándula, presagios y augurios fantaseados. Todo era autoría de estos malandras. Corridas entre bares, modelos de última generación, gorditas agradecidas, mujeres compartidas, sueños laboriosos, futuros novelísticos, frescas garroneadas. Juan Panfletillo y Bernabé Braulio eran uno. Desde la difusión a las urnas, hacían magia; desde las urnas al conteo, realidad.
Melodramáticamente la vida les puso enfrente a un manjar digno de dioses, cuando no la cocina el diablo: la misma mujer. ¡Vaya a saber que loco les puso el mismo plato y comida para cenar!
Las entrañables gorditas se dieron a dieta; aquellas halagadas modelos, llamaron al no maquillaje y a la quiebra de espejos; las cervezas optaron por no servirse; los bares se cerraron; las cualquiera se casaron, y los sueños eligieron no pensarse. Los malandras se malandrearon.
Desde lo más profundo de los mares de la desconfianza, emergían las más esquivas ganas de saberse la suerte del otro. Astuta como mina horneada en el Infierno, el factor desequilibrante en la historia, la Parimplona, dividió aguas y reino entre mares y océanos. Este monumento al padecer, coqueteaba con ideas poligamicas de beneficio propio y único, suspiradas por aires ensalsados de amor y desamor, de odio y de pasión. La “Plona”, era una mujer de belleza cuestionable y una locura elocuente; enferma de poder y extasiada de este juego que supo coronar y condecorar a Eris como escuela universal. La escultural y elegante flaca, viboreó a estas dos almas en pena y en huelga, vertiendo acordes y letras que ni Troilo ni Manzi podrían haber imaginado sentados sus mágicas nubes de inspiración, situadas en los cielos que entreveran San Juan y Boedo –reza la historia, que huían tan lejos porque el humo del 53 era asqueroso e insoportable-. Por una cabeza, los atorrantes se transformaron en un tango andante.
Ofuscados y obnubilados, por un eclipse de miseria y enemistad, vieron una luz. Por deliberación mutua, la denominaron pasado. Y como tangueros, Panfletillo y Bernabé, transformaron la congoja y el suplicio del pasado, en la milonga más alegre de todo el barrio. Los dos atorrantes de arrabal, habían logrado lo que solo Gardel y Alfredo supieron permitirse hasta ese entonces: Volver.
Vacantes de de calvario y de tormento, entendieron que no extrañaban a más mujer que a su unidad. Entendieron que el amor residía en las andadas –solo presente, en algún lejano y llorado recuerdo- . Entre gallardías y valentías, los mandados adeptos a la esencia impulsiva, dejaron de lado diferencias absurdas, y criterios encontrados. Los curiosos hermanos, descubrieron la pólvora: La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.
Con sabor a derrota Parimplona volvió a Morris. Al día de la fecha, se busca traficando ilusiones, alternando entre cómplices miradas y letales guineos; oportunidades exclusivas y pertinentes intervenciones; hoteles y hogares; pasiones y odios, tragos fatídicos y noches eternas.
Para los condenados al amor, la cita se da espacio en la hoy histórica estación de la discordia. Para los bendecidos con la amistad, el espacio se sabe abrazar entre el pasado y el presente, pero siempre pensada a futuro. O hasta que al atorrante de Panfletillo, le vuelen el bocho otra vez más.

sábado, 13 de diciembre de 2008

La donna perfetta.


Centro de criterios encontrados sería la morada de esta extensa y longeva discusión. Punto de debate, sería, para los vehementes cruces entre los más osados, y aquellos partidarios de un sentimentalismo sustancial e intrínseco.

Los adeptos al erotismo, patrocinarían la idea de una mujer sin vergüenzas sexuales. Liberales, dadas y comprometidas con la causa del goce masculino, sin pedir nada a cambio. Patente.

Este regodeo, tendría que ser tan satisfactorio como creciente. Para un "macho cabrío" no cabe

-tampoco- entiende la idea del estanque del placer. Para ellos innovar, es gozar. Es gozar crear.

Este espécimen de humano, fogosamente cambiaría su par de botines por una eyeculación cerrada, bucal y.. ¡calentita! Asimismo, respaldaría toda práctica sexual que resultase vertiginosamente fascinante y exclusivamente embelesada para él. Ojo, la mujer perfecta -dicho sea de paso- tendría que presentar su aval sin el mayor -ni menor- cuestionamiento. Con menor trascendencia -pero no con menos importancia- inciden el apego futbolístico, el adoctrinamiento Justicialista y el respeto hacia los espacios y tiempos personales.


Para los Hombres Sensibles, la Mujer Perfecta es concebida por el Amor, la Fidelidad, la Lealtad, la Eternidad y otras yerbas... Las libertades de la libertad.

Creen en la fidelidad de la mujer y en Papa Noel. No soportan la idea de la separación del amor; para ellos, algo trágico, enfermizo e imposible. Creen en la idea de que la felicidad llega de la mano del tiempo, y el tiempo de la unión. Son unos freaks algo enfermizos.


Para mi tendría que:


* Ser la más vanguardista y dada con uno.

* Una dama con la familia.

* No tener historia.

* No tener pasado.

* Nosotros tenemos gente en todos lados - y la akd.. la akd..-

* No tener amigas

* No tener amigos

* Ser totalmente dependiente de uno, sin llegar al estado de morir si entre mis preferencias se funde el hacer un fulbo.

* Ser sumisa para con uno.

* Ser Peronista.

* Que viva en Hurlingham.

* Que no conozca al entorno del barrio, ni le moleste mi pasado.

* Abdicar de halagos ajenos, de terceros enemigos y propios conocidos.

* Ser mi peón. Nunca mi reina.


Para mí, no deja de ser una idea. Si bien, hay quienes se le acercan, no hay nadie quién la descubra. Intangible y espiritual, no deja de ser una de la más grandes fantasías de carnales y espirituales, de tangueros y boleristas, peras y radichetas, hetero y homosexuales.



¿Por qué si el Hombre Perfecto no existe, la Mujer se ve obligada a serlo?



Porque errar, es humano...

"Y procurando lo mejor, estropeamos a menudo lo que está bien".

lunes, 1 de diciembre de 2008

Siga el baile, siga el baile..


Imposible que algo lo sorprenda a uno en el fútbol argentino. Antagónicamente, y muy fácil que digamos, se encuentra la posibilidad de la indignación. En este caso, la misma se dio cita -valga la redundancia- en la Bombonera.


¿Cuándo será el día que se mida con la misma vara?, ¿Existe, acaso, la equidad en el fútbol? Muchas preguntas, pocas respuestas. Pero existe una verdad: el reglamento. Según el mismo, a Riquelme le correspondería una amonestación -tarjeta amarilla, comúnmente-, pero, claro, ya tenía 4... Sabemos que a Boquita no lo podemos despojar de su figurita estrella por ser Boquita. Claro. A todo esto, ni hablar del penalazo omitido - raramente,eh, nada causal- de Pablo Lunati a Pablo Luguercio, y el regalito que le hizo al "Romy" para ponerse en mimoso con el conjunto de La Ribera otorgándole, como anticipo de Navidad, el ¿penal? sobre Lucho Figueroa. Claro, estamos en vísperas. Feliz navidad, Boquita.
Por otro lado, lo que este muchacho hizo en tanto al "festejo" de su gol, se denomina incitación a la violencia. Claramente vimos como el pobre pibe se comió más de una mano por simplemente expresar su parecer, su criterio y su verdad.



Ojo, no me olvido de River..

Pasa que los hinchas de River, en su gran mayoría -no en su totalidad-, son simpatizantes. No tienen memoria. Selectiva y/o ignorante su memoria es al olvidar el título concedido por Guillermo Nimo en aquella recordada final con Velez, donde, sobre la hora, se cobró una penal inexistente a favor del conjunto de Nuñez, obvio, con un futuro previsto. River campeón. Así como también, en el año 83' se erigió el sistema de promoción para definir los descensos en el fútbol argentino, salvando así, obvio, una vez más, a River.


Por siempre, "canaya". A mí, nunca nadie me regaló nada. Sólo Dios esta pasión hermosa llamada Rosario Central.