sábado, 17 de diciembre de 2011

Conducción política

"Cada dirigente peronista debe saber que, para nosotros, organizar es adoctrinar. No interesa tanto que los peronistas estén encuadrados en las organizaciones, como que en cada uno de ellos se haya inculcando nuestra doctrina y se haya desarrollado una mística. Frente a las doctrinas existentes, hay que oponer la doctrina peronista, porque a una doctrina sólo se la puede vencer con otra doctrina mejor", Juan Domingo Perón.




Elementos de la conducción
Los tres elementos de la conducción son: 1) Los conductores; 2) Los cuadros auxiliares de la conducción; y 3) La masa y su organización.


Diferencias entre gobernar y conducir
(…) En el gobierno, para que uno puede hacer el cincuenta por ciento de lo que quiere, ha de permitir que los demás hagan el otro cincuenta por ciento de lo que ellos quieren. Hay que tener la habilidad para que el cincuenta por ciento que le toque a uno sea lo fundamental.

El grupo de los opositores
El otro grupo es el de los opositores, que yo respeto más que a los independientes. Los respeto más porque siquiera, equivocados o no, tienen su idea y la defienden. Cuando un hombre dice: “yo soy apolítico”, es cómo si yo dijera yo soy un cretino. No digo lo mismo de un opositor que no comparte mis ideas. Pienso que es un equivocado, pero nunca pienso que es un cretino.

Actuar sobre las nuevas generaciones
(…) No tengo la menor duda. Si con el voto de los hombres hemos ganado enormemente, con el voto de las mujeres ganaremos mucho más aún; pero esto no es ni sombra de lo que será el día que voten los pibes de hoy.

Es necesaria la autocrítica entre peronistas
Si son dos compañeros que se pelean entre ellos, es mejor que se critiquen de cerca. Se trata de pasiones que es inútil pretender quitarlas a los hombres, porque sería desvirtuarlos.

Solución de los conflictos: la unidad
Cuando se hacen dos bandos peronistas, yo hago el “Padre Eterno”: los tengo que arreglar a los dos: Yo no puedo meterme a favor de uno o del otro, aunque alguien tenga razón.

La descomposición comienza por la cabeza
Los partidos políticos mueren así, porque ya he dicho muchas veces que los pescados y las instituciones se descomponen primero por la cabeza.

La experiencia propia es difícil
(…) la experiencia en carne propia es, en política, maestra de los tontos: hay que tratar de aprender en los errores que cometen los demás.

El sectarismo renuncia a emplear todos los medios de lucha

La economía de fuerzas
El dominio de las calles no se puede mantener en forma permanente, porque habría que tener a toda la gente todo el día en la calle. ¿Es posible realizar una cosa de éstas? El principio de la economía de fuerzas establece que es necesario ser más fuerte en la acción en un momento y en un lugar

Capacitar las capas dirigentes
Ganar una elección para fracasar en el gobierno es mal negocio. Para fracasar en el gobierno es mejor no ganar la elección. Es preferible que la gane el otro, que fracase el otro.


El trato de “compañero” es la fórmula ritual en el contacto de peronistas
El trato de “compañero” es la fórmula ritual en el contacto de peronistas. Sólo los que no sienta así usan otra fórmula, con la que comienzan a no sentirse peronistas. De ahí al oligarquismo, hay uno sólo paso.

Todos somos artífices del destino común, pero ninguno es instrumento de la ambición de nadie
En el Peronismo “todos somos artífices del destino común, pero ninguno es instrumento de la ambición de nadie”.

Las veinte verdades del justicialismo es el catecismo de los peronistas.
Las veinte verdades del justicialismo es el catecismo de los peronistas: hay que tenerlas a mano, porque ellas nos recuerdan las obligaciones que hemos contraído con el pueblo argentino.

Para conducirlos a todos: buenos y malos, hacia los objetivos que se persiguen.
Yo estoy para llevarlos a todos, buenos y malos. Porque si quiero llevar sólo los buenos me voy a quedar con muy poquitos. Y en política son muy poquitos no se puede hacer mucho.

Escuela de humildad
Para conducir a un pueblo, la primera condición es que uno haya salido del pueblo; que sienta y piense como el pueblo, vale decir, que sea como el pueblo.

Sobre la lucha de clases
La lucha de clases es un agente de destrucción y no de construcción, y, para que la humanidad vaya a un puerto seguro, no lo será nunca por el sistema de la destrucción

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