domingo, 1 de abril de 2012

La deuda de Malvinas

Me resulta imposible no pensar la cuestión Malvinas en término de deudas. ¿Cuánto le debemos a los pibes de Malvinas? Le debemos la democracia, disculpas y honor. Los pibes argentinos fueron víctimas que un gobierno dictatorial que no midió consecuencias y no le bastó con desaparecer personas, torturar seres humanos, robar bebés, afanarse los fondos de los donativos para Malvinas, triplicar la deuda externa, destrozar cientos de miles de puestos de trabajo, robarnos el derecho a votar, entre otras maravillas. También generó una guerra. Una guerra sin sentido, como toda guerra, pero que no tuvo como víctimas a dictadores carniceros, sino a los pobres pibes argentinos. Desarmados, congelados, sin comida, sin futuro. Los mandaron a morir, sin piedad.


Se suele decir que ninguna generación pagó tan caro sus sueños como la de la militancia setentista. La de las utopías, la de la resistencia. Bueno, tal vez haya que reformularlo: los pibes de Malvinas también. No se puede negar. ¿En qué medida no les arruinaron la vida? ¿No son equiparables los traumas de la posguerra a los vestigios de los sobrevivientes de las torturas en la ESMA? ¿Cómo negarlo? Pero bueno, para atrás no se vuelve, por lo que no sirve de nada correr tras el viento. Creo, en mi opinión, que la mejor manera de reivindicar la segunda generación de pibes arruinada por el Proceso de Reorganización nacional en siete años, es no olvidarlos.



A ellos, honrando mis deudas,


Mil gracias.






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