jueves, 29 de marzo de 2012

El debate político

Podemos definir al debate político como el intercambio de opiniones entre dos o más personas acerca de la manera en que las sociedades se organizan, lo que sería la política. Un intercambio de opiniones que en la mayoría de los casos deviene en un ida y vuelta de agravios, en una exhibición de lo peor de la pasión que nada tiene que ver con las ideas. ¿Por qué será que la mayoría de los debates políticos terminan siendo discusiones personales? Tal vez por la tensión que genera la política en sí misma, o en el mas riguroso de los casos, por la incapacidad de las personas de reconocer un poco de verdad en el otro y el excesivo de deseo de querer imponer la verdad propia como verdad universal. No es tan simple. La tensión que genera la sensación de conflicto en el debate político produce en la mayoría de los casos resultados contraproducentes a la voluntad del interlocutor. Consigue todo lo contrario a lo que quería lograr. ¿En qué medida la escasa y muy baja participación política de las sociedades contemporáneas en destino de sus países no se debe a esta cuestión? A mi modesto entender la gente no se acerca masivamente a la política, porque no quiere pelearse. ¿Para qué pelear? ¿Para qué discutir? ¿Acaso no nos llevamos bien? ¿Vale la pena vivir sólo una vida y malgastarla en pelear todo el día? No hablemos de política y listo, punto. Vos con tus ideas y yo con las mías. Y así el pueblo jamás se acercará a la política, por lo que la Revolución no será más que un imposible. No hay compromiso con las ideas, así como tampoco hay Revolución sin pueblo. Nunca puede triunfar un cambio radical en la manera de organizar a una sociedad en la medida en que esta no se comprometa con ese cambio. Por lo que todo seguirá de la misma manera. Todo sigue igual. De esta manera la sociedad se conserva y no progresa. El hecho de transformar la realidad queda en la nada, por lo que ganan quienes quieren que la realidad siga siendo la misma, o en el peor de los casos, quieran restaurar políticas de antaño.

¿Quién gana con el pueblo fuera de la política? En mi opinión gana claramente la derecha, porque para conservar la realidad no hace falta nada: todo tiene que seguir igual. ¿Quién pierde con el pueblo fuera de la política? A mi modesto entender pierde la izquierda. ¿Por qué? Porque para poder transformar la realidad hace falta poder. Ese poder lo otorga el pueblo. ¿Cómo? Participando en política. ¿Cuál puede ser un ejemplo? Durante el conflicto entre Francia y Argelia, los argelinos, firmes convencidos de su necesidad de liberación, apoyaron la Revolución. No había un sólo lugar que atacaran los soldados franceses que la resistencia argelina no lo supiera. Eso es un pueblo convencido. No podría haber sido una Revolución la que existió en Cuba sino fuera el pueblo, cansado de Batista,  el que apoyó el proyecto de país impulsado por Fidel Castro.



En síntesis, cuando hablés de política, si querés que la cosas cambien, no chicanees. No alejes a la gente de la política: metela de lleno. Sabe como buen político dar respuesta a las necesidades de tu pueblo. Porque se puede cantar que uno es el pueblo y que si no dónde está, se puede decir que uno es popular, pero si el pueblo te da la espalda te niega la razón. No hay con que darle. Hacer lo contrario es sobreponer una dictadura minoritaria a la opinión de la gente.

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