domingo, 31 de octubre de 2010

Pensando a Néstor

Porque dividen a la sociedad. Porque están llenos de odios. Porque le sacan a los que queremos trabajar. Porque son peronistas. Porque quieren hacer de la Argentina una colonia venezolana y cubana. Porque hacen justicia para un solo lado. Porque se roban hasta los saludos. Porque son unos soberbios. Porque censuran a los medios. Porque no hay libertad de prensa ni de expresión. Porque hacen negocios con la pobreza. Porque manipulan a los sectores de menores recursos. Porque son muy autoritarios. Porque le quieren sacar al campo que es el único que le da de comer al pueblo argentino. Porque nos sacan a nosotros para crear mantener a los vagos estatales. Porque D’Elía es amigo suyo. Porque manipulan los datos del censo. Porque gracias a ellos cada vez hay menos inversiones en el país. Porque son los responsables de que no se pueda salir a la calle. Porque son cómplices del caos del tránsito. Porque abonan sobresueldos a los de 678. Porque son la mafia de los medicamentos. Porque tienen una valija con Antonini Wilson. Porque Florencia Kirchner tiene un mini Cooper. Porque Máximo Kirchner maneja La Cámpora. Porque son la escoria.
Porque los medios de comunicación me taladraron tanto la cabeza que me la rompieron. Ahora me dieron otra en su repuesto que es diferente, más cómoda. Que me permite opinar sin pensar previamente al enunciar palabra.



¿Por qué la muerte sacraliza? ¿Tenía que morirse para que lo asumieran como un gran líder, estadista y patriota? Los hechos críticos y extremistas llevan a la reflexión porque golpean en lo anímico. ¿Cómo le pude desear la muerte al que se murió? ¿Cómo pude ser tan inhumano? ¿Hasta dónde me dejé comer la cabeza? ¿Cómo pude querer que pase algo que hace llorar a muchas personas? ¿Habré obrado correctamente? ¿Habré hecho bien en catalogar al kircherismo como un movimiento de negros si había gente bien vestida el otro día? ¿Hará menos personas a los convocados el motivo de su calidad?


Las situaciones límites como la muerte inducen a uno a la filosofía. Lo empujan a pensar. Lo hacen reflexionar. La muerte de Néstor Kirchner sirve para despertar a la sociedad de su letargo mental. Sirve para que apague el televisor que le coloniza la cabeza, para que Clarín le deje de decir lo que tiene que pensar. Esperemos que en virtud de esta desgracia por lo menos la gente comience a pensar con su cabeza y no con la sociedad, que comience a tener voz en vez de eco, que empice a hablar y no a ser hablada, que empiece a pensar y no a ser pensada. Lo mejor que le podría pasar al país sería que a partir de ésa desgracia se muera el prejuicio. ¿Qué es el prejuicio? Ignorar. El prejuicio se basa en la ignorancia, en el desconocimiento. El surgimiento de la conciencia crítica subjetiva -pensar por uno mismo- sería la mejor manera de honrrar al pingüino.Que se muera el prejuicio y que nazca el juicio. Ésa es la verdadera victoria: el renacimiento de la conciencia crítica en la sociedad argentina.

jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Quién es la víctima de la inseguridad?

“…No puede ser. Realmente esto no da para más. ¿Cómo puede ser que no se puedan sacar $20.000 del banco sin que te afanen? No puede ser, tenemos que hacer algo. ¡Ya sé! Organicémonos. ¿Pero cómo? Se me ocurrió otra brillante idea: acudamos a los medios; que ellos convoquen. A ellos les va a interesar nuestra circunstancia. ¿Que por sí solidaridad con nosotros las víctimas, o porque les viene bien para pegarle a los Kirchner en razón de que los diarios aspiran a candidatear algún político? ¡Qué me importa! Nos viene como anillo al dedo: nos es afín. Ahora hay que pensar dónde convocarla… ¿Callao y Santa Fe?...”

Líneas más arriba queda plasmada la razón de la mayoría en la sociedad en la que me desenvuelvo. Si lo piensan o son pensados, si piensan con la cabeza de la sociedad o con su propia cabeza, si tienen eco en vez de voz, es secundario: es lo que manifiestan. Piden penas duras. No se mueven de la pena de muerte, la prisión en lugar de la escuela para los pibes y una cárcel como espacio de reclusión perpetua en vez de un espacio para la reflexión del equivocado de camino. Ojo, en parte tienen su razón; la cárcel debe ser el espacio para aquel que obra de manera inmoral a juicio de la razón que tenga el poder. Pero, acá subyace algo sumamente mediocre y repugnante de este tipo de gente: se piensan las principales víctimas de la inseguridad social del país. Ellos son quienes sufren la inseguridad del país. Nada más equivocado, por lo menos, a mi criterio. ¿Quién es la principal víctima de la inseguridad en la Argentina?, ¿el tipo que saca guita del banco, o el pibe que en su infancia, cuando debería tener acceso a la salud, la educación y a una vivienda digna, vive en la calle y tiene que pedir o laburar? Eso es la inseguridad social. Es estar pidiendo una moneda en el tren, en los semáforos cuando en realidad tenés que estar estudiando. Pero, claro: ¡la clase media no se acuerda de vos, chiquito!
<<¿Te pensás que voy a parar al mundo para que vos comas, vayas a la escuela y tengas una casa? ¡Ni en pedo! El mundo se para cuando me tocan el bolsillo. Vos morite. ¿Qué me cuesta hacerme el pelotudo cuando pasás por mis alrededores en el tren para venderme esas estampitas de Gardel que intentás encajarme para poder morfar? ¿Qué me cuesta acelerar cuando veo que te me venís encima del auto con esas manos todas sucias? Que te quede claro: no sos digno de mi organización. Yo me organizo para reclamar que no me roben, no me organizo para reclamar que todos los chicos tengan escuela, saludad y casa. Eso no me interesa. ¡Ascenso social es lo que busco! No me interesa acabar con el hambre, con los sintecho. De eso que se ocupe otro. La culpa es de los Kirchner. A mí no me incumbe>>

Bueno. Ese es el pensamiento intrínseco y no extrínseco, latente y no manifiesto de la gente que organiza ese tipo de manifestaciones. De los Blumberg, de los Palermo, de los Recoleta. Me dan asco. Por eso es tanta la alegría que me generan circunstancias sociales de nuestra actualidad. Para ser más honesto que preciso: la toma de los colegios. Y no importa si se la hacen a Macri, a Cristina o a Pepe Mujica. Perciben algo como injusto y se rebelan contra esto. Es revolucionario. Es un cambio radical. Es compromiso social y no enajenación con los otros.
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Genial. Un pensamiento bárbaro. Los pibes, a diferencia del que convoca la marcha por la seguridad, no se mantienen ajenos a la realidad social actual. No se enajenan de ella. Todo lo contrario, se solidarizan con los que menos tienen. Por eso son dignos de respeto y admiración estos pibes. Porque no piden por ellos sino por todos.

jueves, 2 de septiembre de 2010

El prejuicio clasista del clientelismo político

Sería bueno comenzar la nota definiendo el significado de la cohesión de estas dos palabras y una más: clientelismo, cliente y política. Para ello, recurriremos al diccionario de la Real Academia Española.

-Clientelismo: Sistema de protección con que los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de su sumisión y de sus servicios.

-Política: Orientaciones que rigen la actuación de una entidad en un asunto determinado.

-Cliente: Persona que habitualmente compra en un establecimiento o requiere de sus servicios.

Articulando estos términos, definiremos al clientelismo político como el intercambio de un voto por un favor. Perfecto. Tenemos definido el concepto que vamos a defender, o más bien, no iremos a atacar. Ahora vamos por el prejuicio. ¿Qué es un prejuicio? Un pensamiento disfrazado de idea, que en realidad encubre una discriminación peyorativa bajo la careta de propuesta teórica. No es un juicio, es un prejuicio; no es un concepto, es un preconcepto. Un claro ejemplo de ello fue el nacionalsocialismo alemán, el cual pensaba que los judíos eran dignos de muerte en razón de su condición, porque no podían hacer nada bien. Parafraseando a Sartre <>. Ese era su pensamiento. No el de Sartre, ojo, sino el de los nacionalsocialistas. Los nazis no eran irracionales. Eran sumamente racionales y prejuiciosos al mismo tiempo. El holocausto judío fue un plan racionalmente sistematizado, no fue un acto espontáneo bajo el efecto de un ataque emocional ni de una borrachera situacional.

Volviendo a hablar ahora sí sobre el clientelismo político y relacionándolo un poco con la actualidad, ¿qué es lo malo que tiene? Los Kirchner utilizan al clientelismo político como herramienta para mantenerse en el poder, son unos inescrupulosos que no les interesa la pobreza sino generar pobres para así ganar votos. Bien. Gran parte de la sociedad piensa así, o por lo menos, así es pensada y sólo se encarga de repetirlo. A dónde llegó el prejuicio. Qué increíble. Qué locura. Cuánta discriminación. ¿Tan difícil es aceptar que las clases bajas, desamparadas y sumidas en la miseria por la ambición capitalista del sector empresarial y no por el sector político, encuentren la única esperanza de una vida mejor en la cobertura política que eligen? Hay algo aún más triste en esto, y es el hecho de demonizar la búsqueda de votos. Perdón, pero tal vez no entendí: ¿Qué político no busca votos? ¿Macri, Carrió y Pino Solanas no buscan votos? ¿Qué es lo malo de buscar votos? Señores: en la Democracia sin voto no se puede hacer gobierno. Si un político aspirara a hacer gobierno sin buscar votos estaría conspirando contra el sistema democrático, contra el gobierno constitucional y, contra lo que es aún peor, la voluntad popular. El voto expresa la voluntad popular. Retomando: el político que aspirase a hacer política sin buscar votos es un proyecto dictatorial; busca imponer su voluntad por sobre la intención de la voluntad popular. En fin, el político que no busca votos es aquel al que no le interesa la opinión pública, la voluntad popular, no le interesa el voto, no le interesa la democracia.

A partir de ésta oración nos metemos con otro prejuicio de la clase media sobre el negrito peronista: al clientelismo político lo ejerce sólo los peronistas con los negritos. En su prejuicio, la clase media deseosa de ascenso social, se olvida de un punto: el clientelismo político de la derecha. ¿Qué es el clientelismo político de la derecha? Es la inversión de la empresa privada en los partidos políticos con fines económicos. Recordemos al clientelismo político como el intercambio de un voto por un favor. ¿Cómo se realiza? La empresa privada paga la campaña del candidato, éste, al llegar al gobierno, toma medidas provechosas de beneficio económico para las empresas que financiaron su campaña tales como la reducción de aportes patronales, la reducción del impuesto a la ganancia, el aumento en subsidios y un montón de desmanejos más. Liberalismo y clientelismo puro. Tal vez peor que clientelismo, porque no es un voto por un favor, sino, un voto y un favor por un favor aún más grande. ¿Pero cómo, el clientelismo hacia los pobres está mal pero hacia los empresarios está bien? Acá está el prejuicio: la clase media no desdeña al clientelismo en sí sino sólo cuando este se dirige hacia la clase baja. No repudia al clientelismo, repudia a los pobres.

Otra cuestión, tal vez el punto más cuestionado por las personas pensadas por el prejuicio gorila, es el siguiente: el pancho y la coca. Ojo: este es un punto tristísimo. Supongamos que una persona llegó a la ignominiosa situación de que para llegar a fin de mes sólo le queda el socorro de la convocatoria política. Punto nefasto de la historia. No sólo va por el pancho y la coca sino que además entró a trabajar en los planes sociales del gobierno que lo convoca. Situación nefasta en razón de la marginalidad. Lamentable la pobreza, no los planes, que quede claro. Pero, trascendiendo a la marginalidad, ¿qué es lo malo de los planes sociales? ¿que va a tener que votar a Kirchner? ¿se convierte en un rehén? ¿es preso del único representante real que le asegura los medios de subsistencia? Es verdad que el empresario no se convierte en rehén del político, sino, por el contrario, muchas veces es al revés. Retomando el tema, para el prejuicio de la clase media, por supuesto, como siempre, el ser despreciable es el que menos tiene. Discúlpenme: bajo mi sano juicio nunca podré considerar menos noble que un ciudadano vote a Kirchner porque le da trabajo a que otro ciudadano vote a Macri porque le elimina las retenciones estatales a su empresa. Ambos votan por un beneficio económico. Ambos ven en los candidatos que eligen como los representantes de los intereses de su clase. Uno por un plan y el otro por el liberalismo económico. Por otro lado, si se quiere asegurar que el votante burgués tiene ideología y que el negro de mierda sólo vota por el pancho, la coca y el plan se cae en un error. Recordemos que en los ’90 las clases más pudientes de nuestro país votaron a un candidato del peronismo, de ese rejunte de negros indignos que escuchan cumbia. Increíble. Es tanta la ambición por el dinero de la clase alta que hasta son capaces de tolerar a la negrada peroncha con tal de ganar unos pesos más. Por lo que no me vengan con que es un voto ideológico el de la derecha. No tiene nada de ideología. Si a la derecha no se le toca el bolsillo es capaz de votar hasta el Tula. ¡Qué injusticia que se hable de voto calificado! ¿Acaso el empresariado vota por otra que no sea su rédito económico? ¿Piensa en algo que no sea su abultado bolsillo? Sinceramente, y perdón por el prejuicio, lo dudo.

Finalmente, desisto de echarle la culpa de la pobreza, el hambre y cualquier miseria a la política. A mi modesto entender no tengo dudas de que el culpable de esta ignominia social es el sector empresarial, sin titubeos, a veces con la complicidad de la política. ¿Puede querer acabar con la miseria una persona que le llama costo a que los que menos tienen, los trabajadores, los que viven en peores condiciones de vida que él, ganen más?

En conclusión:

- ¿Qué político no busca votos?
-¿La clase media desprecia al clientelismo o a los pobres?
- ¿Es un voto más calificado que el voto del pobre el voto empresarial, o en realidad es una descalificación discriminativa hacia la clase más baja?
-¿Las empresas le pagan lo menos que pueden a sus empleados porque quieren acabar con el hambre, la miseria y la inequidad social o porque en realidad lo único que les interesa es la ganancia?

lunes, 30 de agosto de 2010

LO QUE VIENE, LO QUE VIENE NO ES REAL


Al estilo Gibran, asunto y opinión, Luis D'Elía se desenvuelve en las próximas líneas pregonando su mensaje al pueblo argentino. Desde Casanova, ficticio Orphalese en este ensayo, para usted.



¿Qué opina usted de la libertad?

Para mí la libertad no es un valor bueno en sí mismo. Tiene valor en dependencia de la connotación que la acompañe como palabra. El término libertad se ha utilizado desvergonzadamente por medio de la boca de la burguesía, a lo largo de la historia humana, como un valor bueno en sí mismo, logrando confundir a muchísimas conciencias despolitizadas sobre la democratibilidad del Estado de turno. Es acá donde encuentro ignominiosa la eterna charlatanería conservadora fundamentando acerca de que el intervencionismo estatal va en contra de la libertad de mercado, y que por lo tanto, va en contra de la libertad; lo que convierte al Estado en una tiranía despótica y dictatorial inmediatamente. ¿Qué paradójico, no? La oligarquía llama tiranía a la intervención estatal afín a la protección obrera de la explotación patronal. Es tirano que el Estado asegure condiciones dignas de vida al obrero. Es de resentido más que de tirano. Es de odio contra nuestra alcurnia. ¿Tenemos culpa de haber hecho fortuna legalmente? ¿Es pecado tener dinero? Tengo para mí que si un tipo trabaja diez horas al día y se lleva 3.000 pesos al mes mientras que el empleador, sin trabajar, se lleva 15.000 pesos al mes, es un abuso. Es una explotación a mi modesto entender. ¿Qué le haría al empleador aumentar la participación del empleado en la ganancia empresarial para asegurarle a éste último condiciones dignas de vida? ¡Perder guita! ¡Qué pelotudo! ¡Cómo no me di cuenta antes! ¿Pensás que un tipo pasaría por voluntad propia de ser multimillonario a millonario sacrificándose así para que la mayoría de la gente se pueda de ir vacaciones como él? Ni se te ocurra: los trabajadores no son dignos de nuestra calidad de vida. No son gente como uno. No son gente. Pero algún día van a tomar conciencia de tamaña explotación y se nos van rebelar. ¿Cómo lo evitamos? Dividiéndolos. ¿Cómo los dividimos? Otorgándoles posibilidad de crecimiento y ascenso social a la mitad de ellos. De esta manera se disputarán y se matarán entre ellos para ver quién se salva. Finalmente un par lograrán el ascenso social, y el resto quedará en la marginalidad. Este nuevo sujeto histórico, el marginal, no tendrá fuerza para rebelársenos. Es más, acá está la frutillita del postre: le diremos lo que tiene que pensar. Formaremos su opinión desde los medios de comunicación, señalándole que toda participación o concientización política es mala, que la política es el intento de los resentidos por vengarse de quienes son más dignos que ellos. En fin. Tener libertad para explotar a seres humanos no me parece ético. Me parece mucho más moral la prohibición de la explotación del hombre por el hombre que la libertad de dejar que se maten los unos a los otros.

La paz, ¿qué opinión le merece?

La paz es un invento de la puta oligarquía para tapar sus intereses capitalistas con dádivas descalificadoras. Los pobres son dignos de lo que necesitan, no de la cáscara del pan al cual le sacaron la miga que dona la oligarquía. Encima se jactan de darles a los pobres su papel higiénico reciclado. Son cínicos. Mirá, acá en Casanova trabajamos por la concientización política de los pibes del barrio. Todo el tiempo les decimos que la beneficencia es vertical, que la solidaridad es horizontal, que te dan un peso con cincuenta para que no patalees; que la política es la única herramienta capaz de invertir el orden establecido de la oligarquía dominante. Los hippies que cantan canciones de Lennon, las jóvenes de Palermo con culpa de clase que hacen misiones católicas en el interior del país… Todo este tipo de gente pide la paz sin saber qué es. Además, realizan acciones solidarias en nombre de Dios y después nos acusan de proselitismo, ¿a vos te parece? Por lo menos Kirchner cumple; Dios, por lo menos, acá no. Venden espejitos de colores. Son unos resentidos contra la vida mundana, como dijo el del martillo. En fin, yo trabajo todos los días por hacer un país más justo, en donde los trabajadores vivan mejor, en donde los pibes no tengan que laburar, en donde la marginalidad sólo sea un mal recuerdo. Los misioneros no. Los que cantan las canciones del “señor” hablan de solidaridad y después la votan a Carrió o a Macri. ¡Quieren volver al liberalismo de los 90! ¡El liberalismo que dejó al país con un 25% de desocupación! ¡Qué incongruencia! Piden que se termine el hambre y votan al sistema de la desocupación, a la organización propicia a la acumulación de capital en manos de unos cada vez más pocos.

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Negar la muerte es ser un casiángel?


La siguiente es una relación de contenidos a partir de los razonamientos de distintos pensadores expuestos en distintos capítulos del ciclo televisivo "Filosofía aquí y ahora", conducido por José Pablo Feinmann. La creación personal, la relación entre contenido filosófico y contenido de los medios de comunicación audiovisual, es en gran parte nula en valor frente a la brillante exposición conceptual hija del pensamiendo aprehendido del ciclo televisivo.


A los seres humanos les aterra la idea de morir: la idea de dejar de ser, de ser nada, de ser ausencia. Es por eso que frente al miedo de ser ausencia –el miedo a dejar de ser- los hombres buscan inmortalizarse en la historia humana a partir de sus creaciones. ¿Por medio de qué logran la simbólica inmortalidad? Por medio de sus creaciones. ¿Cómo se le llama a estas creaciones? Arte. ¿Qué es el arte? Una creación y un intento del hombre en procura de la imortalidad. Un intento por trascender en el normal desarrollo y transcurso de la historia del hombre, por divergir de lo normal, por romper con lo lineal. Un intento de ser recordado. Acá se desprenden las múltiples ramas de la acepción del arte: la música, la pintura, la literatura, el teatro, la política, el cine, la televisión –aunque sea cuestionada con firmeza al igual que el cine anteriormente-, entre otras. Intentar trascender es tratar de hacerse notar, tratar de ir más allá de la percepción sin interés, y por definición, es un intento por hacerse notar, es un intento de fama. Llegamos a la fama. ¿Qué es la fama? Llegamos al deseo de ser reconocido, del intento del hombre por inmortalizarse en la dinámica de la existencia, en la dialéctica de los seres. El hombre quiere perdurar. Seguirá vivo mientras perdure, mientras sea recuerdo. El recuerdo es una manera de mantenerse vivo aún estando muerto, la única manera de vivir al dejar de ser. Todo el planteo líneas atrás, a la vez, es un intento del hombre por negar la muerte, por destruirla. Lo que el hombre busca con el arte es negar la muerte. Es la pretensión de no morir: viviremos mientras seamos recuerdo.
Ahora que bien planteamos en el discurso superior que el ser busca la fama para negar la muerte, para inmortalizarse, proseguiremos en la explicación del por qué a nuestro juicio la negación de la muerte no es buena en sí misma sino en relación a su fin particular. Lo que quiero decir: ¿Es buena la fama de Ricardo Fort, Bailando por un Sueño o Casi Ángeles en tanto a sí mismos? Así lo creo en tanto a ellos. Se inmortalizarán en el inconsciente, subconsciente o consciente colectivo de los seres vivos siquiera por un tiempo. ¿Lograrán ser recuerdo? El tiempo lo dirá. Pero el asunto más importante para por otro lado: ¿Es buena la fama de Ricardo Fort, Bailando por un Sueño o Casi Ángeles en tanto a la sociedad? ¿Es provechosa la fama de Fort, Tinelli y Cris Morena para la comunidad? ¿Le es útil en siquiera algo a la sociedad que la comprenden? A mi modesto entender en un principio pareciese sinuosamente que sí, porque entretienen y logran hacer reir. Pero finalmente se vuelven contraproducentes. No voy a ser tímido: son una mierda; seducen y destruyen. La negación de la muerte de estos personajes aportan entretenimiento, el cual genera gracia y felicidad. Es incuestionable: hacen reir. Sin embargo, y esto es lo trágico, muchas veces el entretenimiento superficial y carente de contenido aleja al ser de la reflexión, la filosofía y la pregunta. Privan a la persona de la introspección que lo hace día a día ser mejor; lo enajenan de cuestionarse: si esta es la vida que realmente quiere; si es digno del trabajo que tiene; si merece la vida que tiene; si es justo el sistema; si vive como quiere; si es justo que mirar al costado cuando ve pibes que duermen en la calle; de que cuestione su comportamiento, de que se pregunte si obra moralmente o no. En conclusión, la trascedencia de los personajes susodichos, la negación de la muerte de los actores antes citados es causal de la exhibición de un contenido estéril de pensamiento y reflexión, que resulta gracioso en razón de su desubicación. Dolina era el que decía que el humor es una cosa que estaba fuera de lugar; Feinmann el de que el entretenimiento es una forma de represión (los cito de memoria). Acá nos agarramos de ellos. Acá los hacemos de verdad. No obstante, frente a lo que pareciera un problema irresoluble, se nos da la solución que se encarna en el botón off del contro remoto; también está en el cambio de canal. Nos cuesta mucho. Puff, cuánto nos cuesta. ¿Qué querés después de tantos años con el cabezón? Tenemos que poder romper con esa alienación reflexiva, con esa privación del pensamiento a la que el entretenimiento nos somete; debemos pensar. Somos libres de cuestionar esto y cualquier otra cosa.
Por otro lado y como contraposición al contenido vacío, residen quienes buscan la trascendencia, la fama, la negación de la muerte, alentando la reflexión. Estos merecen mi respeto. Estos merecen mi respeto por más que no converga ideológicamente con ellos. Merecen mi respeto en virtud de que alientan el cuestionamiento a la realidad social. Es acá donde entran los productos tales como 6-7-8, TVR, los productos de Lanata, Tenembaum y Zlotogwiazda, José Pablo Feinmann, Aliverti, etc. Son todos productos que buscan negar la muerte induciendo a la persona a la cavilación. Hacen pensar. Hacen tratar de ser mejor. Presentan un contenido intelectual que acerca a la gente a meditar. No siempre desde la política, sino también desde distintos géneros como el humor y la novela.
Concluyendo: ¿Qué nos lleva a discriminar entre estos dos productos totalmente opuestos? La fama intelectual y la fama banal. ¿Cuál es la diferencia entre la fama intelectual y la fama banal? Son dos modelos de trascendencia muy distintos, con fines antagónicos por definición. La fama intelectual nos acerca al pensamiento mientras que la fama banal nos aleja contundentemente del mismo. Si tomamos a la filosofía como madre de toda emancipación, como base para la concientización de toda circunstancia ignominiosa y como base para la liberación de la misma, no podemos dejar de considerar y enaltecer la dignidad, el valor y la importancia de la primer fama por sobre la fama de la segunda. El pensamiento nos libera. Nos libera y nos revela de circunstancias que no merecemos a nuestro entendimiento. Conceptualizando: La fama intelectual es la negación de la muerte a partir de una creación humana de afán inmortal que se da a la consecución filosófica en el ser humano, la fama que busca hacer al hombre pensar. Por el contrario, la fama banal es aquella negación de la muerte que a partir de una creación humana de afán inmortal se da a la búsqueda del entretenimiento como fin primario, ignorando o desconsiderando que el contenido de su creación aleja al sujeto de toda posible filosofía, y con ello, de todo posible pensar.

Crítica a la fama intelectual y a la fama banal

“Bailando por un Sueño y Casi Ángeles tienen contenido”.
Esta primera crítica apunta a señalar que en los susodichos programas-productos apuntan de alguna manera a hacer filosofía, es decir, que no alejan a la persona de la realidad social sino que lo empujan a pensarla. ¿De qué manera? En Bailando por un Sueño, llevando de vez en cuando un pobre o llorando cuando va un ciego; también haciendo beneficencia. En Casi Ángeles hablando de la paz, del pensamiento lateral, del pensamiento vertical, entre otras cosas. Pero para mí es sumamente falso. ¿Por qué? Porque no es su esencia. No es a lo que apuntan centralmente. ¿Qué es la esencia? Según Aristóteles –otro que cito de memoria- la esencia es lo más perfecto de cada cosa. Nosotros en este caso tomaremos a la esencia como lo más puro y lo más notorio de cada cosa. Acá es donde cuestionamos. ¿Cuál es la esencia de Bailando por un sueño, la del Tinelli mostrando culos-tetas generador de quilombo o el que hace beneficencia? ¿Dónde está la esencia de Casi Ángeles, en los libidinosos teens de bello y buen porte físico en su mayoría de ojitos claros sin rasgos latinoamericanos que se besan efervescente y promiscuamente entre ellos o en el mensaje de paz y pensamiento lateral? ¿Quién hace el rating, los pibes lindos que se besan y generan quilombo entre ellos o en las citas de Platón? ¿Qué? ¿Qué había un mensaje de paz? Nunca me enteré. En todo caso estos programas-productos podrán tener un contenido, pero será un contenido por rico. Que no hace filosofía sino que la nombra por compromiso para sacarse una foto con ella y así justificarse.

“La fama intelectual no busca hacer pensar, busca hacer guita”.
Este punto no deja de ser tendencioso en virtud de que sin dinero no se subsiste. Esto es una similitud obvia entre quien busca la fama y quien no la busca: ambos buscan subsistir mediante la búsqueda del lucro. En criollo: también busca hacer guita el que no aspira a la fama. La diferencia es el asunto de que quien aspira a la fama se rehúsa a aceptar la muerte, torciéndose a vencerla en la búsqueda de su inmortalidad. Quien no aspira a inmortalizarse muestra una aceptación mayor a la misma. ¿Se encuentra más preparado para la muerte y la asume con mayor dignidad, grandeza e integridad que quien la niega? Eso lo veremos.

“Este planteo define a la ficción como antifilosófica, ya que sólo postula programas político-periodísticos como intelectuales”.
Crítica fácilmente refutable. Los productos –programas- de ficción como las novelas, o los programas incluso de humor acercan a la persona al pensamiento en dependencia con su contenido. No por ser novela estupidiza a las personas y las priva de la reflexión. Un gran ejemplo fue la novela que tenía como protagonistas a Soledad Silveira y Facundo Arana que basaba su guión y temática en el conflicto de la trata de blancas. Esta novela colaboró a la concientización social de una problemática existente en la realidad social. No trató de alejar a las personas de la misma sino que las trató de acercar. Segundamente, el ciclo de Telefé Televisión por la identidad es otro claro ejemplo de que la actuación nos puede acercar a la reflexión. En tanto al humor, Peter Capusotto y sus videos es un muy buen modelo de que el humor puede llevarnos hacia la reflexión. Antes que nada quiero definir a la mayoría del humor que hace Capusotto como un humor intelectual, ya que uno no podría entender chistes tales como los del personaje Micky Vainilla al referirse a la Gestapo, las SS y demás términos. A su vez el personaje del Emo es poseedor de un contenido nietzscheano al hablar de que Dios ha muerto y demás expresiones; Bombita Rodriguez por su lado se cansa de los conceptos setentistas como Perón, Montoneros, Far, etc. En fin. Estos productos al tener contenidos y empujarnos a su cuestionamientos, al darnos el impulso para meditar sobre ellos, alcanza inexorablemente la fama intelectual.

jueves, 29 de julio de 2010

El fascismo de Neiman

1° Capítulo : "Esos negros de mierda".


“… Los bolivianos son todos chorros. Es innegable. No hay con que darle a una verdad tan obvia. No hay progresista que destruya esta verdad, no hay ser humano que refute esa certeza. Aunque sí haya malintencionados que la tergiversen dogmatizando sus propias teorías. Malevolentes que actúan por inclinación y no por deber ser. Inmorales. Lo dijo Kant y yo solamente cumplo función reiterativa.
La realidad social prueba a los bolivianos como los principales incursores del acto delictivo de la región argentina con fundamentos patentes para el entendimiento comprensivo de hasta cualquier ama de casa. También de sus siempre olvidados señores. No me olvidé de ellos. Algunos se preguntan cómo es que se puede aseverar en una primera instancia que las personas nacidas en Bolivia representan la lamentable y cruel condición delictiva. Yo les digo que esto es fácil. Que si me siguen es fácil: Primero, los bolivianos que se vienen a nuestro país lo hacen en razón del hambre que pasan en el suyo; segundo, la marginalidad sociocultural en la que se encuentran es condición determinante y firme motivo de exclusión del mercado laboral argentino; tercero, la exclusión laboral conduce indefectiblemente al pedido de limosna –delincuencia indirecta- o al robo a mano armada –delincuencia directa-. Más claro ajustá el contraste. Los bolivianos merced a su inexorable condición sociocultural tienen destino final en la criminalidad un poco resentida y revanchista en demasía. ¿Por qué revanchista y resentida? Arrancan robando por hambre y terminan afanando por lujuria, viejo. Primero por deber y después por placer. Y acá está el odio fundamentado. ¿Por qué me roban lo que me gané laburando a troche y moche? ¿Es delito tener dinero o bien lo es robarlo? ¿Me acusan de xenófobo por señalar lo que es y no puede dejar de ser? Bánquensela, viejo, bánquensela. Laburen. Vuelvan a su país. No me vengan con eso de que el prejuicio se basa en la ignorancia y la discriminación en la sensación orgásmica de superioridad étnica. Nada que ver. El prejuicio es un germen de verdad y lo que estos tipos llaman discriminación –qué paradoja- es en verdad la concientización realista de su circunstancia, un cuadro de situación sin cobrar honorarios, un favor que le hacemos frente a su imposibilidad reflexiva tapada por ese odio desmesurado y resentido...”

viernes, 16 de julio de 2010

Postal de los días después

Reflexiones y partes extraídas del discurso del poeta Otto Erik Neiman de la 3° Convención por los Derechos de la Comunidad Homosexual Argentina(CHA) realizada en la Municipalidad de Isidro Casanova, partido de San Justo, que a la vez integra La Matanza, que no deja de pertenecer a la Zona Oeste del Conurbarno, que no le es ajena a Buenos Aires, provincia magna de la República Argentina.

"... Toda mi vida estuve opuesto a la aplicación del matrimonio homosexual, y nunca me pensé un hijo de puta por pensarlo así. Más bien me sentía como un idealista, un defensor de los valores sociales establecidos, un intérprete de lo popular, un pensador distinto, un formador de opinión, un representante en voz de los sectores más familieros. Además, me oponía con frenética vehemencia en función de que mediante la razón llegaba a la conclusión de que este proyecto no era más que un sinónimo de la degradación de la familia, de los chicos que jugaban a la pelota, de padres e hijos conversando en la mesa, el fin del fútbol de los sábados, y, por sobre todas las cosas, el fin del peronismo: esos tipos gordos, engrasados y con olor a lavandina en la ropa -en el mejor de los casos- que, vistiendo una remera de Moyano, le pegaban sin asco al bombo. Esos tipos sin asco y esa misma ausencia de asco que se les notaba en la expresión al deglutir la grasa parrillera, y por qué no histórica, que se impregna indefectiblemente en los vacunos a la hora de cocinarlos, a la hora de hacer choripanes. Pensé que era su fin..."


"... Pero, pasado el tiempo, llegué a la instancia en la que todo lo anterior pareció haberse ido desde un principio hacia la misma nada: la introspección más profunda. Pensando y sin dejar de pensar un segundo me asumí contradicho en mi postura anterior, y, con la altura de los grandes, nobleza obliga, me reconocí equivocado. ¿Era el matrimonio homosexual causa del silencio en las comidas y no la misma televisión? ¿Afectaba la homosexualidad la deserción del fútbol de los sábado o era en realidad producto de las mamonerías cometidas por los ex jugadores en cortejo a sus posesivas novias? ¿Terminaría con el fútbol la homosexualidad, si ya existían equipos como Newell's? ¿Presenciaríamos el fin del peronismo o se adaptaría éste al entorno social y a las circunstancias contemporáneas del presente como siempre nos acostumbró? Nada de eso ocurrió. A veinte años de la aprobación del matrimonio a mi concepción ayer homosexual y hoy igualitairo, no avasalló en contra del fútbol, de la familia ni con el peronismo, sino con algo más agudamente grave: el pensamiento hermético. Me abrió la cabeza..."

viernes, 4 de junio de 2010

Sartre y algún ensayo más sobre el amor.

El filósofo de Montparnasse desarrolla los conceptos de amor necesario y amores contingentes, dando al primero un carácter único y singular mientras que para el segundo le adjudica una idea bastante parecida al tema de Sabina, "Aves de paso". Durante el transcurso de su vida y a partir de su relación con Simone, Sartre se dio por la relación y mixtura de la fidelidad y la promiscuidad usando a la sinceridad como poxiran entre estas dos ideas, en principio, marcadamente opuestas.
Plantea al amor como una idea conflictiva: "Cada uno de nosotros quiere que el otro lo ame, pero no tiene en cuenta de que amar es querer ser amado y que, de esta manera, queriendo que el otro me ame, sólo quiero que el otro quiera a su vez ser amado... De aquí proviene la perpetua insatisfacción del amante". Jean-Paul, tenía una visión militar del amor: "dos seres intentan conseguir la libertad del otro y al mismo tiempo intentan liberarse del dominio del otro".
Expone que el enamorado se puede servir de la intimidación o bien de la fascinación en pos de capturar su presa; generando un estado mítico donde las cosas pierden su dimensión real. Por último, propone que el amor significa una triple destructividad:
1- Acaba con el mundo real. Propiciando un juego de espejos laberíntico y fantástico que nos aleja de la vida.
2- Ataca nuestra independencia. Busca dominar no sólo nuestra independecia sino también nuestra autonomía, el gobierno sobre nosotros mismos.
3- Carácter relativo del amor. El carácter absoluto del amor es siempre relativizado por los otros, de aquí nace una perpetua vergüenza que nos impide gozar satisfactoriamente de nuesta relación y nuestra vida.

lunes, 17 de mayo de 2010

OEN

A continuación, una breve recopilación de las reflexiones introspectivas del poeta de ascendencia teutona y de fuerte influencia de su par germano Goethe, Otto Erik Neiman.

"... A menudo la gente apunta a asignarle una valencia mística y sobredimensionada al final de las cuestiones, a la conclusión de las cosas: se preocupa más por las últimas palabras, la postrera mirada y el terminal adiós que por el circunstancial transcurso y el intenso desarrollo de las acciones. En mi particular reflexión este asunto es una pifia. La persona -acostumbrada al final como el componente emotivo de las cosas- ignora la valía del momento en curso, la trascendencia y el más allá de la situación vivida en el aquí y el ahora; no puede ver sino a la despedida como el fin de un ciclo y el comienzo de otro, cuando en realidad, de a momentos, los profundos cambios que representan una bisagra en la vida de la persona se dan en el día a día, en la experiencia cotidiana y no tanto en la formal o no tan formal finalización de una cosa. La valencia de las cosas se deben dar en el tiempo y el espacio en que se operan..."

Lo que el poeta intenta explicar es que te emocionás y hasta valorás las cosas, casi siempre cuando se terminan o bien cuando no las tenés más; y plantea esto como un error. Postula que se deberían valorar los actos en el momento que se hacen, valorar un buen gesto cuando se realiza y no cuando la persona se aleja por razones de fuerza mayor -muerte- o fuerza menor - vivir otro momento de su vida sin nosotros-.
Dice conveniente reconocer lo digno y benevolente de un gesto en el momento y en el lugar que se hacen. Todo esto, en razón de que puede generar un buen estado de ánimo entre las dos personas además de evita que la muerte brinde frustración por no haber podido reconocer en vida lo que uno consideraba positivo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Resolutiva peronista


"...El centro de los conflictos argentinos se expresa y visualiza, sobre todo, en el peronismo. En él aparece lo mejor y lo peor. Cuando uno observa el peronismo con la visión antropológica que yo sostengo, se encuentra los problemas en carne viva que cuando uno observa el radicalismo, que expresa a grupos y sentimientos que tienden a limar asperezas, a hacernos creer que somos civilizados, tranquilos, previsibles. El peronismo no lima nada, pone todo arriba de la mesa y resulta que hay de todo: diamantes con basura, computadoras con una plancha vieja, cajas viejas y tornillos. Es la Biblia con el calefón. Por eso es más espejo de nuestra sociedad, con sus vicios y virtudes, su xenofobia y fascismo, sus utopías y sueños...".




Osvaldo Soriano, entrevista a "La semana", 1987.

martes, 6 de abril de 2010

Del fanatismo Retense

No cabe duda de que ningún tipo de fanatismo es ni sano ni bueno, esté vinculado con la política, el fútbol, la religión y hasta con cualquier otra cosa de la vida que se le parezca al peronismo o a sus antípodas. El fanatismo aleja a la persona de la razón, lo empuja a un estado insalubre de enamoramiento -digno de ser comparado con el postulado por el psicoanálisis- y le desintegra en absoluto el sentido y el juicio crítico.
Tratándose de un lugar que frecuento hace más de veinte años y en donde viví experiencias únicas e irrepetibles con familiares, amigos y desconocidos -algunos perdidos en lugares que desconozco-, no deja de sorprenderme este ataque de racionalismo que padezco. A continuación una breve reseña histórica.
Reta es un pueblo ubicado en el sur de la Provincia de Buenos Aires, que pertenece al partido de Tres Arroyos; entre las principales y distintas actividades económicas que se destacan en el susodicho balneario sobresale la del turismo en virtud de las solitarias, frias y ventosas playas que ofrece en su paquete turístico. Ahora... ¿Quién puede asignar cualidades místicas y sobrenaturales a un lugar como este? Abramos los ojos: de acá en más somos nosotros y el resto es un asunto de marketing. Del paso del mito a la razón extraigo una alegoría que le sirve a la disputa. Es una analogía que sirve como referencia y punto de partida para concluir en donde lo deseo.
"...El verano es una obra que se repite en los distintos puntos del espacio y del tiempo, y que encuentra su esencia en los integrantes que la componen...". La metáfora concluye al enseñar que lo importante en cuestión no es el escenario, sino los actores; no es el verano, sino la sensación de que sea verano. En base a esto podemos concebir que Reta podría ser Aldo Bonzi, Enero Agosto y sólo nosotros los mismos, ya que el resto es un complemento.

jueves, 4 de marzo de 2010

La comodidad de las etiquetas: La Gestalt y el prejuicio.


Al simple y primer vistazo, pocas cosas resultan tan útiles como el uso de una etiqueta. De la misma manera que la persona etiqueta cuadernos, fotos, folios, cds, productos, entre otras cosas; procura repetirlo en todos los ámbitos y entornos que la vida le brinda. Incluso en las relaciones humanas. Así es como a un montón de pibes que vienen caminando en la misma dirección a una distancia mínima entre sí y por una calle más o menos vacía, lo catalogaremos como grupo de amigos; al ver en un aula a un conjunto de alumnos sentados uno al lado del otro con varios asientos de distancia de los demás integrantes de la cursada, lo percibiremos como grupo dentro del curso; contemplando a un ínfimo número de individuos manifestándose a favor de Alfonsín, los tildaremos de infradotados y a dos personas que caminan abrazados o de la mano y que también se besan, de novios. Todos errores de interpretación a excepción del ejemplo de la militancia alfonsinista que queda desnudamente expuesto al sentido común. Aunque el reparo central al cual le quiero dar cauce y consideración es al del último ejemplo. Primeramente, deseo explicitar que este tipo de agrupaciones visuales que se cometen por la percepción de un todo organizado mayor que la suma de las partes que lo integran, es explicado cabalmente por la psicología de la Gestalt. Segunda y finalmente, la introspección principal del motivo de estas líneas: la pareja.
La gente percibe a estas dos personas y las asume, de inmediato, en un noviazgo. Máxime si la escena se repite. Esta hipótesis -surgida de la ignorancia, el desconocimiento y la intuición- se asocia no sólo con el rótulo, sino también con su contenido. Es así como a partir de la suposición de que estás dos personas se ven asociados en un noviazgo, también quedarán determinadas las maneras afectivas y el trato sentimental que estas tengan. El hecho de ver a estas personas por separado y en compañía de terceros sería razón irracional de una acusación infiel, desleal a la persona invisible en ese momento. Increíble. No sólo que los receptores de de estas dos personas los asumen de algo que desconocen su verosimilitud, sino que además los entiende como inmorales en merced a un hecho que suponen cometido y reputan desleal. Dos veces increíble.
La comodidad de las etiquetas pasa por no tener que pensar todo el tiempo los diversos modelos relacionales que la creatividad humana pudiera concebir. Es más fácil acusar sin tener que pensar, que pensar y acusar. Quien lo hiciera con cada percepción que tuviese moriría por calcinación cerebral. Pero lo que en un principio pareciese confortable y holgado, podría volverse contraproducente con razón en los rumores –fundamentados en la ignorancia del prejuicio, la comodidad de la etiqueta y el aburrimiento diurno- que podrían ser trotados por los círculos íntimos de las personas involucradas en el ejemplo. En fin: una pila de quilombos originados por la indigna cuestión de no pensar.

miércoles, 3 de marzo de 2010

De experiencias y rarezas.

Miles son las definiciones que inundan los resultados de un célebre buscador virtual cuando uno se da a la compleja tarea de rastrear el término "felicidad". Aunque, si en la misma búsqueda se introduce y relaciona el susodicho vocablo con la palabra "amor", se suscita un curioso resultado: las respuestas disminuyen de cinco mil a apenas una. “La felicidad es una rareza en el tiempo”, reza la única y singular respuesta del cacheo.
Debo reconocer que frente a la entrega del resultado pensé al buscador irónico y fanfarrón, teniendo en cuenta que la experiencia de la felicidad (al igual que la de tristeza, sorpresa, cobardía, peronismo, mugre y todas las demás) es un hábito intermitente, tal vez repetitivo y que llena a quien la padece. Habrá quienes postulen que la mugre no es una experiencia y que de lo único que llena es de gérmenes y bacterias; pero no gastaremos pólvora en chimangos, optaremos por obviarlos y seguiremos nuestra vía reflexiva sin controversias de índole roñosas.
Luego de pensar con insistencia en la sentencia mientras me encontraba sentado en mi inodoro, ojeando un arrugado suplemento deportivo del año noventa y siete, me resolví por confrontar al dicho. En el auge de mi rebeldía y mi yo más insurrecto, intenté doblegar a la frase de la manera más arriesgada y dificultosa: pretendí la felicidad enamorándome de una mujer inalcanzable.
Ignoraba que me encontraba frente al equívoco más grande y tremendo de mi vida hasta que la mujer de ensueño se transformó en un ser real. Fue un error digno de la adolescencia y de todas las otras etapas de los hombres que la adolescencia no abarca. Procuré una vida llena de alegrías cediendo mi independencia emocional a una persona que no era mi madre; digno de la piña más fuerte.
Lo que le siguió fue de manual. Una vez avivada de su poder la mina colonizó mis horas, dictó el quehacer de mis días y se aseguró de mi presencia hasta que su voluntad desease pronunciar lo contrario. Fue una relación atiborrada de desdichas para mi alcurnia grupal; también sobrellevó intermitentes momentos de felicidad esporádicos y aislados, que fueron suficientes para justificar el resto de las humillaciones a las cuales era sometido a casusa del amor que sentía por esa mujer en virtud de su encanto.
Fueron épocas duras. Me queda intacto el recuerdo de la conducta digna de psicoanálisis que tomaron mis pares más queridos, mis amigos; aquellos con quienes era feliz pateando una pelota, bebiendo de una botella o cortejando señoritas de una belleza más o menos cuestionable en consideración de la hora transitada en el momento del galanteo. El asunto fue que estos pibes se retobaron. Sin previo aviso, me sancionaron con el agravio hacia el ciego, el ultraje que uno no ve, ese que se comete a tus espaldas; posteriormente optaron por mi exclusión grupal y, en la hipérbole de los odios, me negaron en el barrio, en el tiempo y en el espacio.
Después de tres años de relación, Marta me dejó; el barrio me asumió desaparecido en merced al rumor difundido y mis amigos no volvieron a reconocerme nunca jamás. Me quedé sin mi novia y sin negadores.
Fue seguidamente al desarrollo de que osase rivalizar con la razón virtual una tarde de verano, que comprobé que la sentencia desafiada en principio, tenía un solo fallo para mi ejemplo personal: equivocaba el tiempo. La felicidad sería un fenómeno extraño, una rareza en el tiempo que jamás se volvería a repetir.
Lo vivido me llevó a la cavilación de que la próxima vez que me vea sumergido en lo más profundo del aburrimiento opte por jugar a la generala; a la pelota; a la bolita; al dígalo con mímica; o bien, quedar bien con la familia, y llamar a mi abuela. Aunque a la pelota ya no puedo jugar porque se necesitan más jugadores que uno mismo.

lunes, 15 de febrero de 2010

Fragmento extraido de "Inspiración", de Roberto Fontanarrosa.

Armando subió a su departamento y cerró con llave. Había terminado su frugal cena y llevó la escasa vajilla sucia a la cocina. Luego fue hasta el living, tomó buen cuidado en cerrar la puerta que daba a la cocina para evitar el paso de aomas grasos, y apagó la lámpara del techo, dejando sólo encendido el spot que iluminaba la mesa pequeña en un ángulo de la habitación y el sillón. Fue hasta el tocadiscos y puso el concierto en mi menor para violín de Mendelssohn. Después se dio una ducha prolongada con agua bien caliente. Se secó, se perfumó y se cubrió con una salida de baño de seda. Volvió al living
Llevando en sus manos una botella de whisky, un vaso y un baldecito con hielo. Los cigarrillos ya estaban sobre la mesita ratona. Puso todo al alcance de sus manos, elevó discretamente el volumen de la música y se recostó en el sillón. Estuvo así cerca de diez minutos, pensando. Luego se durmió.
Lo despertó una mano femenina, sacudiéndolo por el hombro.
Algo asustado, Armando se quedó un par de minutos contemplando a esa mujer ya no tan joven, algo desgreñada, con un inquietante parecido a la imagen de la República, pero más flaca.
- ¿Quién...-atinó a balbucear Armando en tanto se incorporaba, arreglándose un poco el cabello revuelto - quién sos?
La mujer, cumplido el hecho de despertarlo parecía haberse desentendido de él y hurgueteaba entre los discos diseminados sobre el Audinac.
El suelto vestido blanco que le llegaba hasta los tobillos y la melena larga y rubia que le caía desordenada y desaliñada sobre los hombros, además del no muy resplandeciente pero sí notorio halo ambarino que la recubría, le daban un aspecto etéreo que hubiera sido completo a no ser por el cigarrillo que apretaba entre sus dedos largos, amarillentos de nicotina.
- ¿Quién sos? – repitió Armando, adivinando la respuesta.
La mujer se sentó, cruzándose con soltura de piernas; miraba la cubierta de un long-play.
- Tu musa – respondió seca.
- ¿Y...cómo...?
- Oíme – cortó la musa, tirando a un lado el disco.- Creo que las preguntas las tengo que hacer yo.
Armando, dócil, volvió a sentarse.
- ¿Dónde estabas las dos veces que intenté tomar contacto con vos? – preguntó ella.
- Bueno,,,-vaciló Armando.- La primera vez estaba...
- En el Dory, ya sé. Y la segunda, por la calle.
- Sí – corroboró Armando – Creo que fue por eso que no...
- Dejalo así.- cortó la musa. Se puso de pie y se dirigió a contemplar unos cuadros que colgaban de una de las paredes.- ¿Cuándo tenés que presentar la obra?
- Pasado mañana.
- ¿Y tenés algo escrito?
- La verdad...
- No.
- No.- admitió Armando.
- Bueno, bueno...-la musa continuó su recorrido en torno a la mesa redonda observando los detalles del living, golpeando sobre la mesa con su encendedor.- te puedo ayudar.
La cara de Armando resplandeció. Era la primera frase cordial que escuchaba de su musa.
- Pienso que me vendría bien – reconoció.- ya estaba algo preocupado. Estoy medio atascado. Empantanado.
La musa volvió a sentarse en el sillón frente a Armando.
- Bueno – dijo – Yo te puedo ayudar. Puedo pasarte las cosas a máquina.
Armando la miró con fijeza.
- ¿Cómo “a máquina”? – se inquietó.
- Claro, vos me dictás y yo te voy pasando las cosas a máquina. Así hacés más rápido.
- ¡No! – se puso de pie Armando.- ¿Cómo “pasarte las cosas a máquina”, “pasarte las cosas a máquina”? Con pasarme las cosas a máquina no arreglamos nada. ¡Lo que yo necesito son ideas! ¡Para pasarme las cosas a máquina llamo a Manpower, las llevo a la Pitman, mirá qué joda!
- Yo escribo rápido.
- Pero...- se envalentonó Armando.- ¡Qué carajo me interesa que escribas rápido? ¿Sos una musa o una secretaria?
- Mirá – recuperó su tono duro la musa.- este no es el primer trabajo que hago. Fui durante mucho tiempo la inspiración de un músico francés que es uno de los que mejor anda en Europa. Fui ayudante de musa de Antonioni. Y estuve propuesta para musa de Woody Allen antes de venir acá... Así que...
Armando dio unos pasos nerviosos por la habitación.
- Lo que yo necesito son ideas. Ideas.- dijo, golpeándose la frente con la punta del dedo índice.
- Muy bien...muy bien...
- Si querés – propuso Armando – me tirás una idea y te vas. Después sigo yo solo, no tenés por qué quedarte.
- Bueno, cómo no – el tono de la musa era casi burlón.- Te agradezco, pero acostumbro a terminar mis trabajos. Los empiezo y los termino.
- Me parece bien.
La musa se levantó del sillón, fue hasta la mesa, corrió una silla y se sentó allí
- Traete papel, unos lápices, fibra mejor, la máquina de escribir...
- ¿Para qué?
- Para trabajar. ¿para qué te parece? Si tenés café, traé. Mucho, que...
- Pero oíme...- vaciló Armando.- Yo lo que necesito es una idea básica, una armazón, una columna vertebral...un...
- Y bueno...- lo miró la musa.
- Y bueno ¿qué?. Decímela. Decime la idea...
- Escuchame...- resopló la musa-...si yo la tuviera te la diría. Pero no la tengo. Por eso te digo que traigas las cosas, nos ponemos acá; y empezamos a trabajar.
Armando la miró largamente.
- ¿O cómo te creés que salen estas cosas? – siguió ella.- Nos sentamos acá, empezamos a charlar de qué puede tratar la pieza, anotamos cosas, tiramos ideas...
Armando se acercó y se sentó junto a ella.
- Por eso te digo que traigas mucho café – explicó la musa – Porque nos vamos a pasar toda la noche acá, mañana y hasta el momento en que entregués la obra no nos levantamos...
- Pero... ¡escuchame! – Armando se puso de pie nuevamente.- ¿Qué clase de inspiración sos...qué...?
- Hay formas de trabajo...- sonrió por primera vez ella – y formas de trabajo. Hay musas distintas, es cierto. Si no te gusta, me voy.
Armando volvió a mirarla, apretando los labios.
- No. Qué te vas a ir.- dijo. Y se sentó.- pero...oíme...yo mañana a la noche tengo una reunión en lo de una amiga y...
- Entonces olvidate...- la musa corrió hacia atrás su silla y se puso de pie -...Andá a lo de tu amiga, hacé tu vida y yo...
- No, pará, pará...- se asustó Armando – no es obligación...Mañana la llamo por teléfono y le digo, digo...
La musa se sentó nuevamente.
- Olvidate del teléfono – le advirtió.- Traé el papel, lo que te dije...
Armando fue hasta su pieza, sin embargo pudo escuchar que la musa decía a sus espaldas, como para sí: “A mí me dan cada trabajo”.
Armando volvió con una pila de papel oficio, varios lápices de fibra, gomas, reglas y otro montón de cosas innecesarias. Las puso sobre la mesa y se quedó mirando por un instante a la musa.
- ¿Qué pasa...- preguntó – qué pasa si no se nos ocurre nada?
- ¿Si no se nos ocurre nada? Copiamos algo. – sonrió ella, y él no supo si estaba bromeando.