viernes, 16 de marzo de 2012

Hay que matarlos a todos

Algunos suelen sostener que el sentido común es el la suma de todos los prejuicios que tiene el conjunto de los ciudadanos que son parte de una sociedad. En mi opinión el sentido común es la ideología imperante de una sociedad determinada. Es lo que ésta piensa, lo que siente. Es la honestidad más brutal que le sale. Pero en el sentido común, que parece banal, intrascendente, digamos, despolitizado, radica la mayor materia prima con la que deben trabajar los partidos políticos que quieran obtener transformaciones en la realidad imperante. La cabeza, la ideología social. Quien gana el sentido común, gana las elecciones. Quien gana las elecciones, es gobierno. Quien es gobierno tiene la posibilidad de accionar desde el Estado para utilizar a la política como una herramienta de transformación. Por eso es tan importante y tan fundamental tenerlo de su lado. Es el terreno en  donde la batalla cultural y el debate político se tienen que dar por definición. Ahí, en la conciencia de la sociedad. 

Por abordar un ejemplo, podemos hablar de la criminalización de la pobreza. Germen facho si los hay en el sentido común argento. En la medida en que la criminalización de la pobreza se meta más y más en la cabeza de la sociedad, en este caso argentina, mientras más se aferre a sus pensamientos y creencias, más retrocederán las ideas progresistas en una sociedad.



Ahora vamos analizar al argentino medio, a su sentido común. Hay una frase que es parte del sentido común de los argentinos más fascistas, que es terrible. La frase es la tristemente célebre "hay que matarlos a todos". Que forma parte del enano intolerante que muchos argentinos llevan adentro. ¿Qué significa el "hay que matarlos a todos"? Antes que nada, matarlos a todos significa que no va a quedar ni uno solo. Si se matan a todos no queda nadie. Salvo el que mata. Pero ese matar a todos no es al voleo sino que tiene un patrón en común entre todas las víctimas, lo que conformaría el fundamento principal del genocidio. "Hay que matar a todos los negros, judíos, bolivianos". Es el principio de los genocidios, es elegir masacrar a un grupo de personas por motivos raciales, políticos, religiosos o sociales. Por eso es tan importante hacer hincapié en el debate político con el sentido común y no relegar al mismo para las tertulias entre los militantes de una idea determinada, que piensan todos igual. Hay que sacarle la idea a la calle. Que se pelee, que se choque. Que enfrente la realidad, que la critique. Porque toda acción transformadora es es consecuencia del pensamiento crítico, y para ser crítico, un pensamiento debe cuestionar, en este caso, a ese pensamiento tan fascista instalado en lo más profundo del sentido común argentino. 

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